El costo de una sucesión depende de varios factores, de los que se pueden identificar los más importantes: 1) Por la jurisdicción en la que deba tramitar de acuerdo al último domicilio del causante; 2) Por la cantidad y ubicación de los bienes; 3) Por la cantidad de herederos u otros interesados (legatarios, acreedores, deudores); 4) Por la complejidad del trámite en el caso de existir controversias o conflictos; 5) Si se trata de una sucesión testamentaria, ab intestato o una combinación de ambas. 6) Si se trata del trámite de más de un causante.
A su vez, el costo puede ser agrupado en los siguientes conceptos genéricos:
1) Gastos administrativos (por ejemplo: partidas, títulos u otros).
2) Tasas y aranceles judiciales (edictos, tasa de justicia y otros)
3) Impuestos (en algunas Provincias existe a la transmisión hereditaria), tasas y gastos de inscripción de bienes registrables (inmuebles, automotores u otros).
4) Honorarios profesionales de los abogados que intervengan en el trámite.
No existe una regla fija para determinar el conjunto de costos asociados a una sucesión, por lo que es indispensable solicitar un presupuesto al profesional a quien se le confiará el trámite. Luego, es saludable celebrar un convenio de gastos y honorarios para evitar sorpresas.